domingo, 17 de marzo de 2013

Restos.

          Él se arrastró lentamente por aquella habitación muda, en la que el tapiz desquebrajado de las paredes ocultaba los inútiles y desesperados gritos de auxilio de Ella, desde hacía varios años.  Dejo que sus dedos se desplomaran sobre aquellas teclas cubiertas de polvo acumulado, e improvisó una triste melodía enredando en las tripas del viejo piano. Así, a corazón abierto, sin anestesia. Ella cerró los ojos para no permitir que derramaran una sola lágrima. No allí. Ni una más. Cerró los ojos con fuerza, y se dejó llevar.

<< Me da vértigo asomarme a ti. Me dan escalofríos sólo de pensar que los jirones de camisa me harán tener que usar tu piel como castigo. Me da miedo recorrerte de extremo a extremo y sentir que el trayecto se me ha hecho corto, que quiero más, que no voy a ningún sitio en el que antes no me hayas sellado los labios. Me da pánico que no llueva y el sol salga otra vez por donde se fue aquel día, aquella noche, cuando la nieve dejó indefenso el tejado de las casas, se desvaneció la escarcha de los coches, y ya no había hielo en las aceras con el que resbalar  Glissé. Gris. Dejó paso a los grises. Grises de dudas, grises de indecisión, grises de no se qué coño quiero hacer con mi vida. Pero sé lo que no quiero, siempre lo he sabido, desde aquel día. Y justamente ahí, es donde apareces tú.>>

viernes, 15 de marzo de 2013

Va de Educación.


Dicen que para captar la atención del lector un artículo debe encabezarse con un buen titular. Y estoy de acuerdo. "3.800 PROFESORES en Madrid no aprueban un examen para niños de 12 años y DAN CLASE!!" Ésto es lo que he leído en una página de noticias de actualidad en Internet  Bastante intrigada, he dedicado unos minutos a la noticia entera, la cual, a parte de no informar claramente sobre las interesantes medidas que el gobierno tomaría a la vista del problema planteado con estos maestros (cuidado, no profesores), contenía una serie de afirmaciones de carácter bastante ilícito y generalizado contra los docentes y contra el actual sistema que les permite ganarse la vida como tal. Tras releer de nuevo el contenido, tengo que decir que, sinceramente, me parece una estupidez. Se trata de datos sacados totalmente fuera de contexto. Yo, profesora, soy la primera que comete faltas de ortografía de vez en cuando, tengo algunas carencias geográficas e históricas que podrían considerarse básicas, y seguramente me surgirían dudas de Biología que un adolescente que lleve la lección al día me resolvería sin problema. Sin embargo, nadie va a suspenderme un examen de Matemáticas, Ciencias, Idiomas o Informática de nivel de secundaria, porque de lo mío sé, y por tanto es lo mío lo que enseño (y lo que continúo aprendiendo). Imagino que en el caso de estos maestros, habrá sucedido lo mismo a otro nivel. No digo que no haya casos de docentes que se han acomodado, pero como en cualquier profesión, párense por un momento a pensar lo que sucedería si en nuestro lugar de trabajo sometiéramos a un examen relacionado con nuestra labor a todos los trabajadores. Desgraciadamente, existen personas competentes y responsables, y personas que simplemente, no lo son. Políticos, Docentes, Empresarios, Médicos, la esencia no está en el cargo sino en la persona que lo desempeña, aunque siempre tendamos a generalizar con las críticas y a meter a todos en el mismo capazo, para que haga más ruido. Como profesora y como persona, solamente puedo decir que la noticia me resulta poco objetiva, ofensiva, y bastante injusta.

domingo, 10 de marzo de 2013

Stay.

Dicha y escuchada de una misma la retahíla de palabras mágicas en un momento de flaqueza: Poco a poco, es ley de vida, era mayor, fue la mejor forma, no sufrió, vivió sana muchos años, el tiempo lo cura todo, y alguna más que me dejo de significado similar, aún hay algo que pregunta: Y todo esto, ¿para qué? Y algo que responde: Para seguir adelante con tu vida, para dejar atrás el pasado y no echar el ancla en el hediondo y tormentoso mar de los recuerdos. Y ese algo que responde no convence, porque más allá de la apariencia, de las sonrisas puntuales y los momentos de distracción involuntaria, está la esencia, los sentimientos encontrados, el "nunca se es lo suficientemente mayor para morir", el "mi dolor es el mismo, mi sufrimiento es el mismo", el "nada de eso va a cambiar cuánto la quise, cuánto la quería, y cuánto la quiero, esté donde esté, a pesar de todo". Porque al salir a la calle te cuelgas la careta estable y con carácter cuando el alma te pide a gritos que no lo hagas, que le des un margen. Porque después de buscar la verdad donde se encuentra, en lo más hondo, de echar el ancla y sumergirse bajo el agua, una resurge, si resurge, desalentada, sabiendo que no son las apariencias, sino las esencias, las que engañan, y hacen daño.


jueves, 7 de marzo de 2013

Tres segundos.

Sólo tres segundos.

Uno, dos, y tres.

Fruto de una felicidad aderezada por el impulso de la adrenalina y el optimismo. El momento en el que al despertar, piensas que todo ha sido un mal sueño.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Hasta mañana, abuelita.

Escribo estas líneas con tinta recién salida del alma, sin saber si llegarán a la tuya, donde quiera que esté, algún día. Me faltan palabras y me sobran versos, y es que como dijo Manrique, hay que ver cómo se pasa la vida, y cómo se viene la muerte, tan callando. La casa llora en silencio, está triste, algo le falta. Ya no hay riojanos que canten camino de tierras mañas, ya no hay muñecos convertidos en niñas abandonadas, si abres armarios no corre el aire, los grifos se cierran, las paredes no hablan, y el retrato del abuelo se ha quedado sin besos por las mañanas. Te llevas contigo todo ese mundo de fantasía, que nos volvía locos, que sólo tú entendías, pero que te hacía ser cómo eras y vivir la vida como tu querías, a tu manera. Viviste sana, viviste tiempo, y aunque como alguien especial me ha dicho, nunca se es lo suficientemente mayor para morir, acepto, aunque me cueste entender, que te hayas ido sin despedirte. Podría escribir mucho más, mucho. Pero esta vez, me lo quedo para mí. Una vez más, como anoche me decías, como muchas otras noches: Hasta mañana, abuelita. Que descanses tu también.

viernes, 1 de marzo de 2013

Entre Olvidos.

Ella abrió la puerta desinteresadamente, mientras continuaba leyendo un pequeño libro de poemas que sujetaba con su mano izquierda. Alzó la cabeza, y el libro se le calló al suelo. Sus miradas permanecieron clavadas en el aire durante varios segundos, hasta que Él dio un paso hacia delante, y con una sonrisa y las manos en los bolsillos, entró dentro de su casa.

-¡Sorpresa!

-Podías haber avisado, al menos.-Consiguió articular Ella, al fin.

-Si lo hubiera hecho ya no sería una sorpresa.

-En el fondo tú nunca eres una sorpresa.

-Venga, admítelo. Esta vez no me esperabas.


-Está bien, reconozco que esta vez me has sorprendido un poco. No esperaba que en una de esas de abrir la puerta sin esperar a nadie, aparecieras tu. 

-Gracias por la parte que me toca...creo.

-¿Gracias?-Ella apartó la mirada para cerrar la puerta y recoger el libro del suelo.-¿Es todo lo que se te ocurre? ¿Gracias?

-Bueno, no se, se me ocurren muchas más cosas...-Él dejó caer su mochila junto al sofá y se acomodó en el. Ella le siguió con la mirada, y acabó sentándose a su lado, con las piernas cruzadas sobre el cojín.

-¿Sabes qué? Me da igual. Haz lo que te de la gana. Total, siempre lo haces.

-No digas éso. No es cierto. Me ha costado mucho decidirme...no estaba seguro de que fueras a dejarme entrar, tenía miedo de que me dieras con la puerta en las narices.

-No me has dado tiempo tampoco, has entrado tú solito.

-¿Quieres que me vaya?-Preguntó Él, desdibujando la sonrisa que hasta aquel momento había permanecido impasible en su rostro.

-No, no quiero. Y si quiero me dará igual. Tú nunca te vas. Fíjate que a veces hasta pienso que te olvido, y no sabes el susto que me llevo cuando vuelvo a verte, paseando tan campante por mi cabeza...sin, permiso, claro. Tú nunca pides permiso. Entras y sales de mi vida sin más, cuando te da la gana, y siempre, siempre te quedas. Te quedas un rato, a ver cómo termino envolviéndome una vez más con tus brazos, cómo si fueras un mero espectador de la película y esos brazos no fueran realmente los tuyos. De hecho siento que no lo son, a veces. Me he adueñado de ellos en tantas ocasiones que hasta me parece que forman parte de mí, que nadie tiene tanto derecho como yo a sentirlos. Al menos no como yo los siento. O sentía, ya ni sé. Tiendo a resistirme, al principio, pero al final me dejo llevar. Es entonces, entonces sí. Es entonces cuando te vas. Así sin más, sin despedirte, sin si quiera decirme ya no cuándo volverás, sino sin si quiera decirme si lo vas a hacer algún día. Podría engañarme a mí misma y gritar que se acabó, que estoy harta, que no volveré a esperarte, pero sé que mentiría. Sé que una parte de mi, por pequeña que sea, de alguna manera, guardará un hueco para ti. La verdad es que ya no se de qué me sorprendo. Al final, siempre vuelves. Y mientras tanto aquí me quedo yo, abrazada a los recuerdos, abrazada al olvido...abrazada a un hueco vacío.