miércoles, 30 de marzo de 2011

Aula 204 - Formulación.

Hay caras que deberían de tener prohibido cubrirse los ojos con gafas de sol, y bocas que deberían de tener prohibido permanecer cerradas sin dejar salir la voz.

Y además almuerza todas las mañanas, y también toma cafés.

Aula 223- Infinito.

Explicar a mentes formadas el concepto de infinitud es una tarea realmente complicada, pero más aún lo es conseguir que mentes en pleno proceso de desarrollo sean capaces de asimilarlo. Así, ante una aproximación simple y básica de considerar como infinito aquello cuyo fin es desconocido para el ser humano, pueden surgir manos alzadas con cuestiones tan sorprendentes como la finitud de la vida. Y es que su duración es desconocida para cualquiera de nosotros, generalmente uno nunca sabe cuándo va a morir. La reflexión es ingeniosa, y puede dar bastante juego, hasta que pierde todo su interés matemático y se deja influenciar por la testarudez y el afán de protagonismo propio del adolescente. Lo normal es que no sepamos cuánto tiempo viviremos, pero ¿Qué harías si te levantases una mañana y te dijeran que es posible que sólo te queden 6 meses de vida? Y no me refiero a cómo reaccionarías, ni a quién se lo contarías, me refiero exactamente al sentido literal de la pregunta: ¿Qué harías si a partir de este mismo momento existiera la posibilidad de que te quedasen por delante tan sólo 6 meses de vida?

martes, 29 de marzo de 2011

Una vez más...dos puntos.

Dicen que lo más triste y complicado a lo que una persona puede enfrentarse es a lo que pudo haber sido. ¿Pero qué hay de lo que fue y ya no es? ¿De lo que puede que nunca más sea, o de lo que nunca más será? Elegir el camino correcto nunca es fácil, y menos aún cuando los impulsos del sentimiento pueden con el cerebral uso de la razón. Hay ocasiones en las que vestigios de valentía generados por pensamientos nostálgicos en momentos difíciles nos hacen cambiar nuestra escala de valores, luchar contra los remordimientos de nuestros errores, contra nuestros absurdos celos y contra la vergüenza que sentimos por no ser en determinadas situaciones la personas que realmente queremos ser. Y justamente en ese punto de equilibrio, encontramos el camino hacia algo mejor...o algo mejor encuentra el camino hacia nosotros.

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-¿Sí?

-Soy yo.

-Y con eso, es suficiente.

lunes, 28 de marzo de 2011

Lunes.

Lunes 28 de Marzo, 7 de la mañana en la vieja cafetería. Observa a su alrededor, algo abrumada, aturdida por la gente. Gente con diferentes vidas, pero con las mentes estancadas en un mismo pensamiento: Su cama. Algunos piensan en una cama que no existe, la que alguna vez les esperó en algún lugar. La gran mayoría, en la cama que acaban de dejar y que saben que encontrarán, solitaria y fría, al acabar el día, cuando la tenue luz de las calles vuelva a iluminarse. Esa luz turbia que intenta hacerse paso entre el guiño triste y mortecino de las trasnochadoras farolas y los nauseabundos contenedores de basura, que abatidos y con el estómago vacío, piden que alguien les devuelva a la dignidad de la verticalidad y la boca cerrada. A través del cristal ve hombres y mujeres camino de sus trabajos. Los hombres tosen fuerte, escupiendo sobre la aceras. Las mujeres tosen con más discreción, y nunca escupen. Han madrugado más, y han querido arreglarse el pelo, vestirse con tiempo, ocultar las ojeras, esa concentración de penas y fracasos acumulados, de bolsas de lágrimas no derramadas. Todos forman parte de la muchedumbre triste de las calles vacías, grises, sucias. Y las cucarachas, cuando sienten las pisadas, los taconeos inseguros, las blasfemias mañaneras, las toses, los perfumes, saben que por esa noche se acabó el trabajo, y se esconden sin prisa por las rendijas del falso bienestar, por las fisuras de la felicidad insípida, de las prosperidad imprecisa. Pero ella no piensa en su cama, ni en su trabajo, ni en las cucarachas. Se centra en las toses, y se pregunta si alguna de todas esas personas sabrá lo que siente. Ella sabe qué se siente cuando intentas respirar, y el propio aire frena en seco al llegar a la garganta sin quererla atravesar, prefiriendo regresar a los pulmones. Y no pudiendo dar marcha atrás, sale por donde puede cubierto de un manto rojo. Sin fuerza, sin sonido, sin aliento...sin vida.

http://www.youtube.com/watch?v=K1Nw4jGjJGk&feature=player_embedded

sábado, 26 de marzo de 2011

Aula 103- Ramiro.

Es de los niños que te sorprende, que aparece una mañana con un artículo de periódico relacionado con algo visto en clase, o con una historia para contarte sobre un experimento que ha hecho con su padre. Es un pequeño científico, y cuando digo pequeño no me refiero sólo a su edad, si no al sentido literal de lo que la palabra significa, ya que al igual que a unos cuantos más, los pies no le llegan al suelo al sentarse en el pupitre. Como él mismo dice, es la excepción que confirma la regla de Popeye y las espinacas, ya que a él le encantan, o mas que a él, a su abuela, que siempre se las pone para comer y le hace limpiar el plato como si no se hubieran inventado todavía los lavavajillas. Despierta un entusiasmo especial, ni mejor ni peor que el de los demás, simplemente diferente. Siempre está atento y busca un “para qué” de todo cuanto aprende. Si no entiende, pregunta, o lo reconoce sin miedo, con su fina voz de niño, voz de pito, que dicen sus compañeros. Metódico y cuadriculado a la hora de trabajar, entiende con rapidez toda técnica que siga un razonamiento lógico y es capaz de aplicarla con destreza por sí mismo en posteriores situaciones de diferente contexto. Participa mas que nadie, pero sin prepotencia ni egocentrismo, acepta la crítica, incluso la exige, a veces. Su brazo derecho parece tener un muelle que hace que inconscientemente se dispare con mayor velocidad que los del resto. Pero lo que más valoro de el pequeño Ramiro, es su gran don, su maravillosa habilidad para atraer la atención del resto de sus compañeros. Siendo tal y como es, se ha ganado el respeto, el apoyo y la admiración del grupo. Algo que, a día de hoy, todos los adultos quieren, pero muy pocos lo consiguen.


viernes, 25 de marzo de 2011

Aula 105 ".."

En conclusión: A esa edad el "demasiado" no existe. Por muy repetitivas que puedan sonar tus palabras, nunca alcanza al "suficiente", siempre cabe una vez más. Siempre hay alguien que no te escuchó, que no lo entendió, o que creyó que lo entendió pero estaba equivocado. Puedes pasarte semana y media dibujando funciones y recordando cada 10 minutos que sólo hacen falta dos puntos para representar una recta, pero llegará el día del examen y al corregir descubrirás que todavía muchos le siguen dando tres, cinco, incluso siete valores a la incógnita, y no son capaces de reconocer la ecuación a simple vista sin necesidad de pintarlos. Sin embargo dos puntos bastan. Dos simples, pequeños e insignificantes puntos pueden representar la sorprendente y abrumadora infinitud. Y es que no hay nada más triste que ver cuándo algo bueno se termina. Cuando al punto final de los finales, no le quedan dos puntos suspensivos. Por eso cuando pregunto "¿es necesario que los pinte?" Ellos siempre dicen sí. Ellos no quieren que termine, y aunque me quede sin tiza, yo sigo pintando dos puntos.

http://www.youtube.com/watch?v=rCf1lWqE1zE&feature=player_embedded


jueves, 24 de marzo de 2011

A. 103- Irene y Nayla...o Nayla e Irene.

Quiero dos nueves, y me salen dos sietes. Sumo una y otra vez, reviso, releo, reflexiono, pero me siguen saliendo dos sietes. Son dos, y son diferentes, al margen de su idéntico pelo rubio, largo y rizado, y de sus grandes y brillantes ojos claros. Ni si quiera son hermanas, pero se parecen tanto que hasta llego a confundirlas, a veces. Ambas igual de trabajadoras, ambas igual de atentas, ambas igual de educadas. Si tuviera que sacar punta y encontrar diferencias, podría decir que una es más despierta, y la otra más ordenada. Pero lo que más me gusta de ellas, es que nunca se rinden. Vienen para aprender, se sientan en sus pupitres con la mera intención de entender lo que les cuentes y saberlo utilizar, preguntan sin miedo y aceptan la crítica mejor que cualquier adulto estándar de los que Jorge habla. Y puede que sus resultados no estén al mismo nivel que su esfuerzo, pero lo asumen, lo aceptan, se molestan en superarse día tras día, y para mí, en ese sentido, son un modelo ejemplar para todos.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Aula 101. María Landaluce.

Es de esas niñas que siempre se atreven a romper el hielo. De esas que sueltan lo primero que se les pasa por la cabeza, sin pararse a pensar en sí procede o no procede, en si suena bien o mal o en si tiene algún sentido hacerlo. No le importa enfrentarse al resto, ella dice lo que piensa sin miedo a equivocarse. Hoy ha interrumpido la clase, desde la última fila, para defender la idea de que son un grupo, y como tal deben de estar unidos tanto para lo bueno como para lo malo, y aunque es habitual mandarla callar cuando interviene esta vez me ha encantado. Tiene gracia, desparpajo, que se suele decir, y al corregir no es necesario mirar el nombre para saber de quién es el examen que tienes entre manos, porque sus comentarios tienen personalidad propia. Tal vez no sea la mejor, de hecho no lo es, ni mucho menos, pero se esfuerza por destacar a su manera, y lo consigue.

martes, 22 de marzo de 2011

Aula 223. Siete cosas.

Odio las pasas. No deberían de considerarse un fruto seco, o al menos no deberían de estar incluidas como tal en las bolsas de revueltos que venden en la cafetería. Es una cosa. La segunda es que dibujo bien en la pizarra. Se me da muy bien, incluso uso las dos manos, podría ser profesional si esa profesión existiera. Toco el piano. Mal, porque nadie me enseñó, pero lo toco, y casi siempre escucho música mientras estoy trabajando. Me gustan las matemáticas, y me trago los huesos de las aceitunas. Y he notado que haces este gesto con las manos cuando explicas algo. Haces esto con las manos, y se que es algo tuyo, pero yo también lo hago, en eso nos parecemos, y ya son siete cosas. Siete cosas que espero que te ayuden a odiarme algo menos.

Aunque sólo sea un poco.

http://www.youtube.com/watch?v=0dPS-EHl-FE

lunes, 21 de marzo de 2011

No les duelen sus fracasos. Lo que les duele es el éxito ajeno.

    • Hay dos tipos de personas de las que siempre me voy a acordar: De las que me ayudaron cuando lo necesité, y de aquellas que me pusieron trabas. Ambos son igual de importantes, unas te enseñan a llegar a lo que te quieres convertir y otras a tener claro quién no quieres ser jamás. Suelo definir al tipo de personas cuya vida es demasiado aburrida y sienten la necesidad de criticar e inventar sobre la de los demás con la palabra “gente”, porque se trata de una palabra vulgar, igual que ellos. Normalmente no me molesta su presencia, hay que mantener cierto equilibrio y para que algo exista tiene que haber un opuesto, y sin mentirosos no habría sinceros, que son las personas que realmente merecen la pena. Pero cuando se dedican a hacer daño, a intentar destacar aprovechándose de las debilidades de los demás en lugar de sacar partido de sus propias aptitudes, y peor aún, cuando lo consiguen, despiertan en mí ciertos sentimientos de rabia, impotencia y asco que hacen que me resulte bastante complicado seguir ignorándoles. Así que dicho ésto, agradecería que nadie que encaje con mi definición se me acerque en un tiempo. Feliz semana a todos.

domingo, 20 de marzo de 2011

Luna llena.

Alguien dijo una vez...en noches como la de hoy, lo mejor es mirar la luna. Piensa que en algún lugar de alguna parte, en ese mismo momento, la estaré mirando yo también...y me estaré acordando de tí.

sábado, 19 de marzo de 2011

Aula 217. Cuando seas padre, comerás huevos.

No le soporta. Podría ser más sutil, explicarlo de otra forma, o emplear un montón de sinónimos menos claros que quizás suenen mejor. Pero las palabras que realmente exteriorizan lo que le pasa por la cabeza cada vez que se cruzan últimamente son esas. Es demasiado exigente, demasiado maniático. Se define como una persona atea, pero él mismo parece considerarse omnipotente y persigue inconscientemente la utópica y moralmente antiestética perfección. Dice que es rojo, pero su egoísmo autoritario sobrepasa los límites que su superioridad ante quienes los impone podría permitirse, que no digo entenderse, simplemente respetarse. Nunca ha tenido tacto, y nunca lo tendrá. Es demasiado frío, demasiado cerebral, pero en este momento ella merece y necesita un respiro, un margen de error, incluso le necesita a él, aunque su egoísmo y desinterés hagan que no se de cuenta. Y toda esa tranquilidad, todo ese temple y saber estar que de cara a la galería su carácter transmite, es interrumpida a momentos por su agresivo temperamento. Y le encantaría sentarse un día frente a él y decirle todo lo que piensa. Dónde cree que se equivoca, y dónde está convencida de ello. Pero la excesiva seguridad que tiene sobre sí mismo, y sobre todo el miedo a que le haga daño, le hacen echarse para atrás, y luchando contra sus frustrados deseos de irse lejos, limitarse a hablar de ese partido, de aquel equipo, de qué tal las clases, de algún profesor, y de vez en cuando, si la situación lo permite, perder al ajedrez, y aunque sabe que esas cosas le dan igual, insinuarle que esas zapatillas no se llevan, lo bien que le queda ese jersey rojo, o lo feo que es ese polo azul. Y no importa lo que marque hoy el calendario. Para ella, todos los días son iguales.

viernes, 18 de marzo de 2011

Aula 207

Ellas te ven como competencia, como una amenaza. Ellos ni si quiera te ven, directamente te imaginan, sin ropa, claro. Solamente algunos, muy pocos, han alcanzado la madurez suficiente como para verte como lo que realmente eres. El error está en prestar atención únicamente a estos últimos, porque son los demás los que aunque no se den cuenta, más te necesitan. Pero es complicado hacerles entender. Hay muchas cosas que ese hombre no entiende. Y yo no entiendo por qué no entiende que los alumnos no entiendan lo que él entiende que deberian de entender.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Aula 104. Tentación...¡no te pierdas!

Tal vez se trate sólo de nostalgia, o de un momento de debilidad, pero ella tiene fe, y no de esa que llaman cristiana. Confía en que llegará un día en el que mirarán atrás y harán lo que mejor saben hacer: Reírse. Y todos esos recuerdos de almuerzos y cafés o regalices de fresa, de puntos negativos pintados sobre una mesa, de caminos de vuelta a casa y horas muertas en una biblioteca, pesarán sobre las incoherencias de él o las absurdas neuras de ella, las pocas ganas de hablarse, los no saber ni qué decirse, o los malos gestos que dejaron huella. Puede que ese día no llegue a existir jamás, pero cada vez que vuelve a verle todavía hay algo que le hace pensar que sería un error perderse, por pereza, por orgullo, por dejar la cuerda rota sin si quiera hacerle un nudo...y por minutos, por instantes, aunque ahora esté sin fuerzas, despierta su idea de que merece la pena.

martes, 15 de marzo de 2011

Hoy, todo arde.

Le despierta la tos. Esa tos manchada, ocre, que pide a gritos oxígeno limpio, que le roba la palabra y no le deja respirar. Hoy le arden los pulmones. Hoy le arde la garganta. Hoy le arde la voz. Hoy, todo arde.


B. Abad.

Hay días que se respiran a bocanadas
pero se encuentran versos a bocajarro.
Días oblicuos que se viven a destajo
y días líquidos que se escapan a chorros.
Hay instantes que parecen vidas
y vidas fugaces como un suspiro.
Hombres que parecen tristes gatos
sorteando tejados con nieve
y hay gatos con siete vidas
que maúllan, en celo a todas horas,
como algunos hombres de nevadas tejas.
Hay veces que todo parece azul
y veo Las Meninas en tus ojos,
en cambio hay rachas
en las que se cierran los museos
y sólo están abiertas las tabernas de putas,
las oscuras y frías sacristías
y algunas avenidas sin nombre,
o con nombre de guerra.

lunes, 14 de marzo de 2011

Aula 103. María Escudero.

No es capaz de colocarse la mochila por sí sola, porque abulta casi igual que ella y el peso le hace vencerse hacia atrás. La cazadora de invierno, seguramente de la menor talla de la tienda, le cubre hasta más abajo de las rodillas, y cuando se sienta en uno de los pupitres de la primera fila del aula 103 no llega a tocar el suelo con los pies. Pero tiene 12 años, al igual que los demás, y lejos de ser una alumna brillante no ha pasado del odiado cuatro en ningún examen de matemáticas. Su excesiva imaginación impide que su pensamiento lógico razone con sentido, o más bien con lo que las mentes convencionales entienden como tal. Para ella, si Alfonso VIII tuvo 6 mujeres, Alfonso IV tuvo que tener 3, y aunque puedas argumentar con facilidad que se equivoca nunca quedará del todo claro en su cabeza. Sin embargo ella lo lleva con alegría, no se deprime ni desespera como la mayoría de los niños. Ordenada, educada y presumida, siempre lleva un pañuelo cubriendo su cuello a juego con el resto de su ropa, que suele ofrecerme cuando la afonía apaga mi voz y me cuesta hablar. Cuando explicas, siempre te mira, teniendo que inclinarse más que el resto, fijando en ti sus grandes ojos verdes y brillantes, y cuando te diriges a ella es imposible no mirarla con ternura, porque siempre te regala una de sus estupendas sonrisas. Y da igual que se equivoque al pasar de litros a metros cúbicos, da igual que todavía no entienda la diferencia entre una relación de proporcionalidad directa y una inversa, da igual que al representar una función no pueda ver más allá de garabatos pintados entre dos ejes perpendiculares. Es fuerte, es feliz, vive la vida sin enfados, sin amarguras, sin agobios, porque como ella dice, para enfadarse, ya están los mayores...ya estamos los mayores.

http://www.youtube.com/watch?v=3FZtN7T5PXM

domingo, 13 de marzo de 2011

Aula 101- Pedro.

No supe bien lo que significaba la palabra catalizador hasta que le conocí, pero inconscientemente debo de ser el suyo. Sus lágrimas vieron un suspenso que llegó a la vez que yo, aunque no conmigo. Pero desde aquel momento, el chico que más que chuletas hacía parrilladas, como sus compañeros bromearon en una hora de tutoría, cambió radicalmente su actitud para convertirse en un alumno de esos que levantan la mano y hacen los deberes. Pregunta, reflexiona, presta atención, manda callar al resto y se esfuerza por aprender. No se cuál es la razón por la que decidió mejorar, pero admiro su actitud. Nadie es perfecto, y todo ser humano tiene derecho a desviarse en el camino alguna vez, siempre y cuando encuentre la forma de regresar de nuevo. Espero no ser una ruta pasajera, y que aunque yo me vaya, el continúe en la misma dirección, por el camino correcto.

viernes, 11 de marzo de 2011

Aula 101. Roberto.

Presume de ser capaz, al igual que las mujeres, de hacer dos cosas a la vez: Lavarse los dientes y hacer pis. Es de los más pequeños, quizás el más pequeño de todos, aunque juega a baloncesto, pero eso es lo de menos, yo a su edad no creo que llegase al metro cuarenta. Para él su equipo es el mejor, y sólo pierde cuando los otros son muy grandes o cuando tienen a algún negro.Se sienta a la izquierda, en primera fila, y no es capaz de aguantar callado durante más de un par de minutos seguidos, pero tiene la buena costumbre de levantar la mano para hablar. Se muerde los labios como si las palabras estuvieran empujando contra sus dientes para salir de su boca, y estira el brazo como si pretendiera tocar con su dedo índice el techo de la clase. Es un niño gracioso, de mucha imaginación, demasiada, a veces, pero tiene algo que le diferencia de los demás: Siempre se ríe. Hasta cuando hace algo mal, da igual lo que le digas, lo acepta con buena cara y con una sonrisa de oreja a oreja o una carcajada. Y aunque todos incluido él te estén sacando de quicio, aunque ya no sepas qué hacer para que entiendan que si el valor de X no es correcto es matemáticamente imposible que al sustituirlo en la función se cumpla la igualdad, aunque tengas un día horrible y te mueras de sueño...siempre acaba consiguiendo hacerte reír a ti también.

miércoles, 9 de marzo de 2011

...

Y si tuviera que mentirte una vez más, te diría que no te quiero. Pero no te haces una idea de lo jodidamente difícil que es intentar dejar de quererte.

Cuestión de Ideas.

Es así como funciona. Hay quien pinta, hay quien corre, y hay quien escribe. Igual que para quien pinta es necesario el color o para quien corre lo es el asfalto, para escribir hace falta ideas. Las ideas no nacen de la nada, tiene que haber algo que las genere, y como todo en la vida para los que carecemos de eso que llaman Fe en Dios, hay que saber manejarlas e interpretarlas, y no duran eternamente. Ni Alatriste consiguió que Reverte no interrumpiera sus aventuras pensando en la reina del Sur o en la carta esférica, ni Tolkien tuvo anillos para llenar más de 1.557 páginas, ni el amor de Don Quijote hacia Dulcinea fue sentido como tal por Cervantes. Las ideas se agotan, se duermen, y por triste que resulte, hay ocasiones en las que el beso del príncipe nunca llega, y no vuelven a despertar jamás. Después de explotar una idea brillante, especial o íntegra, llega una etapa de transición, un período de luto, un vacío de inspiración. Pero cuando una idea de este tipo muere, otra nace. Y puede que haya a quien no le guste como suenan, o simplemente no las entienda, pero igual que al pintor le sirve un pincel o al corredor un par de zapatillas, a ti una idea nueva te inspira, y con eso es suficiente para dejar dormir a las viejas ideas, aunque no seas capaz de matarlas, y evitando pensar en si algún día, bien de la misma forma o transformadas, despertarán de nuevo, volver a coger un bolígrafo, sacar un papel, y ponerte a escribir.

Sin ganas.

Estoy aquí sentada, sin ganas de pensar,
que estoy aquí escribiendo, sin ganas de escribir,
que estoy aquí sintiendo, sin ganas de sentir.

Hace frío, tengo miedo,
y me cubro con timidez,
de la cabeza a los pies,
huyendo del sentimiento.

Y aunque no quiero sentirte, ni cerca, ni lejos,
y aunque cuanto más cerca estás más lejos te siento,
y aunque el orgullo me pueda y quiera borrar el recuerdo,
con el frío no me basta para mantener el hielo.

Es absurdo, no lo entiendo, pero siento.
Y aún a veces cuando me acuesto,
cierro los ojos, y por un momento,
te veo, te miro, y tiemblo.

Y sigo aquí pensando, sin ganas de pensar,
que sigo aquí escribiendo, sin ganas de escribir,
que sigo aquí sintiendo, sin ganas de sentir.

martes, 8 de marzo de 2011

!

Quítate la venda de una jodida vez...ni soy perfecta, ni lo voy a ser.

lunes, 7 de marzo de 2011

Hablemos sobre Dios... (1998)

Sólo tengo diez años. Presento dificultades para expresarme con claridad, pero los curas y monjas me huelen distinto al resto de la gente, no me gustan. En mi clase hay dos altavoces. Como en todas, supongo. Interrumpen la clase: "Bajen todos a la capilla, por favor". La frase está llena de contradicciones, aunque yo no debería de darme cuenta, claro. Con esta edad nadie se da cuenta de nada. No es que seamos tontos, es el ambiente lo que te condiciona, lo que te nubla el juicio, el colegio, incluso la propia familia aunque no es mi caso. Un niño o niña de diez años tiene juicio, a pesar de que según la pedagoga del colegio la psicología postule que hasta los once años el ser humano no desarrolla el uso de la razón. No puede aparecer de repente, así sin más, un niño o niña de diez años debe de tener el juicio en alguna parte, y lo tiene. Pero oír, que no digo escuchar, "bajen todos a la capilla, por favor" es lo que nos acostumbran a calificar como "lo normal". Sin embargo las contradicciones son tres: Una; no se trata de usted a un niño o niña de diez años. Dos; a donde vamos no es una capilla, es casi un zulo, frío y oscuro. Tres; el "por favor" no procede. No hay opción.

¿Quieren que les hable sobre Dios? Muy bien, hablemos sobre Dios...Dios no existe.

domingo, 6 de marzo de 2011

Quien te entienda, que te compre.

Está loco, parece idiota, a veces. Idiota en el sentido literal de lo que la palabra significa, engreído sin fundamento para ello, corto de entendimiento. No le falta tacto, carece casi por completo del mismo. Incoherente, temperamental, en ocasiones reservado hasta el punto de resultar totalmente insensible. Y ese humor...ese humor que si no eres capaz de entender acaba por sacarte de quicio, y que aunque lo entiendas en determinados momentos resulta absurdo, parece que se ríe de tí, y te dan ganas de no volver a perder ni un solo minuto de tu tiempo con él. No lo merece, o no lo demuestra, se comporta de forma egoísta, inmadura, sin sentido. Y no lo entiendes, esta vez no. Y no es porque lleve un abrigo enorme, porque no se peine, o porque use siempre el mismo par de zapatillas, todo eso te da exactamente igual. Pero los días pasan, el tiempo se te acaba, y no hace nada. Y duele, aunque te cueste reconocerlo, aunque estés cansada...lo sientes, te importa, y duele.

viernes, 4 de marzo de 2011

Aula 101. Raquel...y encima, lleva mi nombre.

Primera duda que me ha surgido sobre cómo actuar, y eso que todo ésto no ha hecho más que empezar. El examen se acaba, y no ha tenido tiempo suficiente. Llevaba un rato agobiada, aunque ella piense que desde fuera no se nota, su cara en la última fila reflejaba a gritos el esfuerzo finalmente inútil por contener las lágrimas que hace unos minutos no paraban de brotar de sus ojos. Parece una niña aplicada, despierta ternura, y creo que será de las que merece la pena conocer. Probablemente sin la presión y sin nervios hubiera sido capaz de hacerlo mejor, mucho mejor, tras conseguir tranquilizarla sólo era cuestión de dejarle unos minutos más. Pero es un mero examen, una simple prueba de instituto, y por algún sitio tiene que empezar a aprender que cuanto más mayor sea, menos ocasiones tendrá en la vida en las que pueda robarle al tiempo unos minutos más.

jueves, 3 de marzo de 2011

No, solo ida.

Es increíble la cantidad de sentimientos que tan sólo tres palabras escritas en letra cursiva pueden despertar en una persona. Miedo. O más bien nervios, no estoy segura de cómo describirlo. Es la sensación de quedarte paralizado, con cada uno de tus músculos en tensión, mientras sientes cómo un sudor frío te recorre el cuerpo por dentro. Y de pronto el tiempo se ralentiza, cada segundo transcurre lentamente, como cuando ves la repetición de un vídeo a cámara lenta. Lo observas con detenimiento, sin apartar la vista, pero al mismo tiempo sin querer mirar. Y miles de pensamientos pasan por tu cabeza de forma desordenada, agolpandose los unos con los otros y mezclándose entre sí, sin darte tiempo a asimilar realmente en lo que estás haciendo. Hasta que por fin seleccionas, y ya está. El monitor se traslada automáticamente a la pantalla siguiente, y el resto de los pasos se reducen a meros trámites necesarios para finalizar la operación. El límite, el punto de inflexión, la línea que te separa entre hacerlo o no hacerlo, se reduce a un mero click, una simple opción dentro de un menú desplegable de apenas siete centímetros de longitud:

No, solo ida.

miércoles, 2 de marzo de 2011

No por tí. Contigo.


¿Y si te digo que eres el único? Probablemente mentiría. Pero lo que sí te prometo es que mis próximos besos serán para tí, hasta que el tiempo diga de nuevo "basta", hasta que nos hartemos, hasta que no podamos más, si es que eso pasa. Habrá días en los que no sabré quererte, y días en los que simplemente no me apetezca hacerlo. Habrá días en los que piense que estás completamente loco, que todo esto siempre ha sido una locura, días en los que pierda los ánimos, en los que me falten las ganas, y en los que el pasado me pueda, me pesen los restos, y lo mande todo a la mierda. Pero también te digo que habrá días en los que te eche de menos. Días en los que te quiera de más, días en los que no quiera soltarte, y en los que no quiera que me sueltes. Vuelve a pedirme que no me vaya, estoy dispuesta a quedarme contigo. 

No por tí.  Contigo.

Dulce y amarga nostalgia.

Casi sin que te de tiempo a reaccionar, llega un día en el que te plantan ahí, al otro lado de la barrera, dando por hecho que en los últimos años has aprendido todo lo que tenías que aprender para saber enseñárselo a la gente que ocupa el lugar que hasta hace no mucho era el tuyo. Y te das cuenta de todo lo que viviste sentado en esos pupitres, sin darle importancia ni prestarle demasiada atención. Supongo que hay diferentes formas de verlo. Hay quien echa en falta todo y hay quien simplemente no echa en falta nada. Yo echo en falta muchas cosas, pero sobre todo recuerdo las más recientes...

Llegar a la hora que llegue, y que siempre esté ahí, sentado junto a tu hueco vacío, y tras señalar a su muñeca simulando el reloj que nunca lleva te mire con esa cara de “siempre tarde”.

Compartir folios, bien sea porque no trajo, bien porque no trajiste tú, bien porque ninguno de los dos se acordó y tenéis que echar a suertes quién pide a los demás. Y acabas haciendo la letra más pequeña de lo normal para que te quepa todo en la misma hoja, aunque muchas veces resulte inútil y tengas que acabar pidiendo una más.

Quedarte sin bolígrafos, porque al menos un par de veces al mes olvida o pierde el que le dejaste el día anterior, que tiempo después encuentras tirado por el asiento o la guantera de su coche.

Reírte, más que con los demás, de los demás, aunque suene cruel, pero sin malicia, por pasar el rato.

Intentar distraerle porque te aburres, cuando trata de atender, pintarle la mesa, o los brazos, y sacarle de quicio, hasta conseguir que se eche las manos a la cabeza y se revuelva el pelo más de lo normal...pero acabe sonriendo.

Aprovechar su paciencia cuando la tuya no es suficiente para detenerte a pensar un poco más, y entender algo que requiere más tiempo del que quieres dedicarle.

Ese mensaje, esa llamada, ese “suerte”, ese “ánimo” ese “¿qué tal lo llevas?”, “¿qué tal te ha salido?”, “¿sabes si ésto entra?” ,“¿lo entiendes?”,“¿te has mirado ésto?”.

Son sólo pequeños detalles, que en el momento en el que los vives no eres consciente de que los tienes, pero que una vez que los pierdes vienen a tu memoria involuntariamente, y te hacen recordar, valorar y entender lo que en su momento significaban para tí, y lo que, te guste o no, continúan significando...porque te siguen inspirando.