viernes, 31 de diciembre de 2010

Despidamos el año en condiciones.

Y dejemos de lado las prisas, los atascos, los despertadores, los trenes perdidos, y los tequiero no dichos. Déjalo todo atrás, y empieza de nuevo. Ama, sueña, y VIVE.

jueves, 30 de diciembre de 2010

Cómprate una vida nueva, y haz algo con ella!

Y no digo que vuelvas atrás, a tu pasado más profundo, en busca de cualquier mierda que hayas dejado abandonada en él, sino que mientras vayas tirando hacia delante, vayas cortando los nudos, porque sino "amiga", te guste o no, acabarás teniéndolo bien jodido.


miércoles, 29 de diciembre de 2010

Donde duele, inspira.

Es como un nudo en el estómago, una agonía constante que desaparece únicamente cuando le ves. Te levantas por la mañana y lo primero en lo que piensas es en si seguirá ahí, tal y como le dejaste la tarde anterior. Lleno de tubos, sentado en esa butaca reclinable con las piernas desnudas marcadas por las cicatrices, los pies colgando dentro de sus zapatillas de piel y cubierto con su elegante bata de seda azul. Pálido, escuálido, inmóvil....pero respirando. Las horas transcurren siguiendo la rutina habitual sin que aprecies realmente su contenido, y hasta que no llega el momento en el que subes de nuevo esas escaleras, atraviesas el largo y estrecho pasillo y cruzas la puerta número 111, tu mente no puede centrarse plenamente en nada más, y tu corazón no recupera su ritmo cardiaco normal. Puede que sí médicamente hablando, pero no en lo que se refiere al latir del sentimiento. En realidad no te sientes para nada útil, y una vez que llegas el hecho de permanecer allí el mayor tiempo posible sólo te sirve para alejar la angustia que llega cuando desapareces de la habitación, y dejas de tenerle delante. Entonces te entra de nuevo el miedo, y sientes la necesidad de volverle a ver, aunque sea una vez más...siempre quieres una vez más. Las horas que vienen a continuación no son mas que meras agrupaciones de tiempo en las que el resto del mundo continua con su vida, mientras tu te sientes como si observaras todo desde lejos, ausente, sin ganas. Y cuando por fin llega la noche, te acuestas rogando que al día siguiente puedas volver a verle. No habla, apenas anda ni come, se fatiga y casi ni duerme...pero respira, es todo cuanto puedes plantearte...respira.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Y mientras tanto, ahí fuera, nadie sabe nada.

Te echo en falta. Bastante. Me atrevería a decir que mucho, al menos mucho más de lo que crees. Y en algún sitio lo tenía que escribir.

martes, 21 de diciembre de 2010

Anticongelante, por favor.

Hay veces que la vida exige un cambio. Una transición, como las estaciones. Nuestra primavera fue maravillosa, pero el verano se ha terminado, y nos perdimos el otoño. Y ahora de repente hace frío, tanto frío que todo se está congelando. Dicen que la congelación es uno de los métodos de conservación de la materia más efectivos que existen, pero no resulta nada agradable cuando empieza a hacerte tiritar...que llueva, nieve, truene o granice, pero que después vuelva a salir el sol...por donde quiera, pero que salga.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Bajón de azúcar.

Odio los días grises. Odio el frío, y la lluvia que engaña, la que parece que no lleva agua, pero para cuando te quieres dar cuenta estás calada hasta los huesos. Odio el café, prefiero la leche sola, con azúcar, con mucha azúcar. Odio las tardes de invierno en las que no sabes qué hacer, y te quedas tirada en el sofá sin ganas de nada, viendo como el reloj digital del vídeo va cambiando de números lentamente, como cuando observas caer las gotas de la canilla de un grifo mal cerrado, dejando que pase el tiempo hasta la hora de cenar. Odio pensar, pensar tanto, inconscientemente, sobre un mismo tema, sin si quiera buscar solución, simplemente pensar en ello y darle vueltas hasta marearte, como cuando te subes a la noria después de haber comido patatas fritas. Pero lo que mas odio de todo, es discutir contigo.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Puntos suspensivos.

Justo en este momento, hay seis mil seiscientos noventa y dos millones, ciento treinta y un mil, doscientos setenta y siete habitantes en el mundo. Algunos huyen asustados. Otros vuelven a casa. Algunos cuentan mentiras para poder sobrevivir. Otros se enfrentan a la verdad. Algunos son hombres malos en guerra contra el bien. Otros son buenos, y luchan contra el mal. Seis mil millones de personas en el mundo. Seis mil millones de almas…y a veces, solo necesitas a una.

lunes, 13 de diciembre de 2010

!

Me da igual, he alcanzado tal grado de saturación mental que me da exactamente igual. Nadie le ha dado permiso para entrar en mi cabeza, y ahí está, entró solito, sin avisar, así que puedo permitirme el lujo de conspirar sobre su asesinato. El también ha cometido un crimen, allanamiento de morada, porque es cierto que ya había entrado otras veces, pero con permiso, y por la puerta de siempre, no por la de atrás, por la que te pilla por sorpresa y no sabes cómo reaccionar...claro está, si es que una cabeza puede considerarse una morada...la mía en concreto no es morada, es mas bien amarilla, aunque bueno, eso es el pelo, puede que por dentro sí que tenga cierto color morado...la verdad es que no lo se, ni me importa ahora mismo, sólo quiero que salga, que salga un ratito, poder descansar, ordenar ideas...y mañana será otro día.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Como en una montaña rusa.

Hay momentos en la vida en los que te sientes como si estuvieras en lo más alto de una montaña rusa. Después de una larga subida que transcurrió sin que apenas te dieras cuenta, de pronto todo se detiene. Entonces miras hacia atrás, y al ser consciente del camino que has recorrido hasta llegar al punto en el que te encuentras, una extraña sensación de vértigo comienza a recorrer todo tu cuerpo. Los buenos recuerdos y el miedo a descubrir lo que vendrá después, a perder algo y no poder recuperarlo nunca, hacen que sientas la necesidad de no continuar, de detenerte ahí mismo, de que te cuestiones todo aquello que hiciste y te surjan dudas sobre si elegiste o no el camino correcto. Y mil pensamientos pasan por tu cabeza de forma desordenada, sin darte tiempo a centrarte en ninguno de ellos en concreto, y no encuentras argumentos firmes en los que apoyarte que justifiquen tus decisiones pasadas que tan convencida tomaste en su momento…¿qué haces subida a una montaña rusa si siempre te has mareado fácilmente en las atracciones?...Pero después de esos segundos, imposibles de medir con reloj porque para ti resultan eternos, cargados de inquietud y desconcierto, y sin encontrar ningún tipo de explicación puramente lógica, algo te hace levantar la cabeza de nuevo, mirar hacia delante, y no sin cierta dificultad para coger aire por el nudo que tienes en la garganta y por el vacío que sientes dentro de ti, y tampoco sin perder el miedo que te provoca el no saber qué es lo que vendrá después, continuas hacia delante. No sabes por qué, es más que una explicación racional, es algo intuitivo, un impulso, un sentimiento, pero es tu momento, y no puedes dar marcha atrás, tienes que ser fuerte, tienes que ser consecuente, y averiguarlo por ti misma. Como alguien me dijo en su día, cada vez que un camino se bifurca, siempre podrás elegir entre izquierda o derecha, y si tiempo después descubres que te has equivocado de dirección…ya encontrarás una rotonda para dar media vuelta.


jueves, 9 de diciembre de 2010

Ducha fría, con agua caliente.

De las cortas, de las que pasado un tiempo el chorro se para, y tienes que pulsar de nuevo el botón para que el agua vuelva a salir. Agua caliente, de la que empaña los espejos y genera vapor entre las cortinas. Así, durante unos cuantos segundos, dejas que golpee con fuerza tu cuerpo desnudo, que caiga sobre tu cara y te obligue a cerrar los ojos, y desapareces del mundo, como si no existieras, como si nada existiera a tu alrededor. Y en medio de esa sensación de calma, de tranquilidad, de paz, de pronto todo se detiene, y llega el silencio. De golpe, sin avisar, se para en seco, y vuelves a la realidad. Abres los ojos, te invade el frío, y con tan solo la ayuda de una toalla para cubrirte, estás lista para poner de nuevo los pies sobre la tierra, y continuar.

martes, 7 de diciembre de 2010

.

Hay días que al terminar me dejan la sensación de que ya no queda nada, días en los que pienso que hay exactamente lo que quiero que halla, días en los que siento que necesito más de lo que hay y días en los que me planteo si hubiera sido mejor quedarse con las ganas. Lo cierto es que siendo sincera no tengo ni idea de qué es lo que tengo...pero lo tengo.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Lucha.

Lucha por tus ideas. Lucha por tu honor, lucha por quien te quiere, por quien te apoya, por quien deposita en ti su confianza. Lucha por defender lo que consideras justo, lucha por conseguir una realidad que camine en dirección a un mundo en el que la honestidad, la verdad, la igualdad y la libertad pesen sobre la envidia, la mentira, la discriminación y la opresión, por levantarte cada mañana y sentir que la vida que tienes es exactamente la que quieres tener…pero sobre todo, lucha por ti mismo, porque las decisiones que tomes, la forma en la que salgas adelante y superes tus propias dificultades, es elección tuya y de nadie más, y justamente eso, es lo que nos convierte en personas, lo que nos hace madurar día a día y nos define de una forma determinada y única…lo que nos hace ser como somos.

Lucha, es todo cuanto puedo pedirte...porque si tú bajas los brazos, yo los bajaré contigo.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Miedo.

De lo que de verdad tengo miedo, es de que vuelvas aquí y reclames tu parte en mi mente, y lo terriblemente vulnerable que me sentía entonces. Miedo de que vuelvas y me recuerdes que mis latidos nunca fueron en vano, de que trastoques cada recuerdo que no puedo olvidar. De que vuelvas como quien vuelve en navidad esperando que la casa esté caliente y la cena hecha. De que recorras cada rincón del hogar esperando encontrar todo lo que dejaste en su sitio. De que des por hecho que estoy hecha para algo así. Miedo de tus palabras y aún más de tus silencios. Porque contigo no quiero guerra, quiero paz. No quiero levantarme cada mañana sintiendo que lo que tengo es lo que no quiero para el resto de mis días. No quiero pasar horas contigo día tras día y siempre tener de qué hablar. No quiero caminar sin ir cogida de la mano y aún así sentir que no camino sola. No quiero pensar en tí, así sin querer, y no en el sentido de que lo hago sin darme cuenta, si no en el sentido literal de lo que eso significa, sin querer hacerlo, pero aún así lo hago, vienes involuntariamente a mi cabeza. No quiero quedarme embobada mirándote sin ver nada más, sin ser consciente de qué es lo que tengo a mi alrededor ni cuánto tiempo llevo así, incluso sin prestar atención a lo que me estás contando en ese momento. No quiero mirarte y que se me escape una sonrisa de idiota que no soy capaz de controlar. No quiero que seamos tan iguales, siendo tan distintos, que seamos tan jodidamente compatibles. No quiero nada de eso, pero no puedo evitarlo, no es algo que dependa de mí. Porque lo que más miedo me da es perderte, pero creo que te quiero aquí, conmigo, al menos un rato, al menos hoy. Y que decidamos entonces qué riendas toma la historia, cuántos obstáculos por pasar, o cuánto dura un sentimiento sin fecha de caducidad.